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sábado, 6 de febrero de 2016

La cuidadora: una más en la familia



La realidad social que estamos viviendo hace que esté presente, ya no sólo en la clase social alta, sino en la clase media, la figura de la cuidadora.
Tienen muchos nombres, ayas, nanas, tatas, cuidadoras, " la chica".... Para describir a la figura que educa, cuida, es responsable de los niños mientras los padres trabajan, tienen otros quehaceres...
En ocasiones, no se le da la importancia que realmente tiene y tomar decisiones erróneas al respecto puede traernos problemas en el futuro con nuestros hijos.
 Por ello, me gustaría daros una serie de consejos al respecto:

  1. Buscar a alguien preparado y de confianza. Alguien que tenga formación relacionada con la educación, que tenga experiencia, referencias,.. La decisión es vuestra; pero desde luego, nuestros hijos son el bien más preciado que tenemos, es lógico que no contratemos a la primera persona que veamos 
  2. Comunicadle a sus maestros su existencia. Siempre debemos decírselo, por muchas cuestiones:  así conocen nuestra estructura familiar, sabrán de quién habla el niño cuando cuenta anécdotas y, lo más importante, ell@s pueden darnos información sobre la interrelación que muestra  la cuidadora con el niño. En más de una ocasión en mi carrera profesional me he encontrado cuidadoras que no hablan con los niños, que les ignoran y les llevan por la calle con los cascos puestos con música, el móvil...
  3. Valoradle como se merece. El trabajo hay que valorarlo y pagarlo. No queramos ahorrar precisamente en algo tan serio como es la educación de nuestros hijos. Si queremos que se quede mucho tiempo con nosotros, debemos tenerlo en cuenta. 
  4. No le carguéis de trabajo. Si decidimos que la misma persona que cuida de los niños hace tareas de la casa, no podemos pretender que, si tiene mucho trabajo en casa, juegue con ellos y les eduque. Esta persona se limitará a hacer lo que se le ha mandado en casa porque, al fin y al cabo, es lo que se va a ver como resultado. Hay que mandar tareas con cabeza. El uso de la Tv como dispositivos digitales en exceso, problemas con la alimentación ( les dan sólo lo cómodo, lo que saben que se van a comer sin problemas), el sueño, falta de autonomía, problemas de lenguaje... Son los resultados de malas prácticas educativas. 
  5. A veces hay que elegir. Si económicamente nos lo podemos permitir, os recomiendo que no sea la misma persona, o que tenga un horario que le permita hacer las tareas del hogar cuando los niños están en el colegio para después poder estar con ellos de manera exclusiva. 
  6. Es un miembro más de la familia, tenedlo en cuenta. No les excluyáis de cumpleaños, fiestas familiares, ...nuestros hijos les tienen cariño y debemos agradecérselo. Así el niño aprenderá que a las personas a las que se quiere o se portan bien con nosotros, hay que cuidarlas.
  7. Es importante que siga la misma línea educativa que los padres. Hay que fijar las normas y los criterios educativos que se van a seguir y cerciorarnos de que esta persona está de acuerdo y/o los lleva a cabo. Las incoherencias educativas también pasan factura.
  8. No debe sustituir la labor  educativa de los padres. Pero nuestros hijos son nuestros y la figura principal debemos ser nosotros. Aunque esté la cuidadora, no hay que eludir nuestra responsabilidad. Si hay que corregir, consolar, abrazar, enseñar...no podemos esperar a que lo haga ella. La imagen de fiestas de colegio, con los padres relacionándose y la cuidadora detrás de los niños para regañarles o para ver qué hacen, no es algo que deberíamos tomar como modelo.
Si miramos y remiramos a qué compañía de telefonía vamos a contratar internet...no dejemos a la suerte la tarea más importante de nuestras vidas: la educación de nuestros hijos. Y valorar lo que hacen las personas que contribuyen a hacerles persona.








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