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lunes, 24 de octubre de 2016

De la teta a la escuela: adaptación a una nueva situación

Quisiera dejar claro desde el primer párrafo de este post, que no quiero hacer una crítica a las corrientes de crianza que están en pleno auge como el colecho, el porteo o la lactancia prolongada.
Esa no es mi intención. Pero sí que quiero ayudar a aquellas parejas que las practican a que la adaptación a la escuela infantil sea lo más positiva y satisfactoria para su hij@.

Estas corrientes son propicias cuando la madre, sobre todo ella, no trabaja porque dados los horarios de no-conciliación que tenemos, se hace muy difícil alargarlo en el tiempo.

Cuando la madre se reincorpora al trabajo, surge la necesidad de matricular a los niños en escuelas infantiles, como una de las múltiples opciones, para que el niño esté estimulado y cuidado a lo largo de la jornada en la que sus padres faltan. ¿ y cómo hacemos para cambiar estos hábitos o modificarlos ya que éstos no van a poder llevarse a cabo en la escuela?

Para hacerlo os doy las siguientes recomendaciones:

  • El paso al biberón: Puesto que habrá que darle varias tomas al día, en el caso de los más pequeños, es importante que antes de incorporarse a la escuela el niño ya haya probado y aceptado tomar la leche materna en biberón. No debemos esperar al último momento, ni dejar que aprenda a hacerlo cuando se esté adaptando. Por lo menos, quince días antes de que comience, le quitaremos alguna toma del pecho para darle el biberón. En el mercado, hay muchos biberones cuyo mecanismo se asemeja a la succión del pezón. También existen pezoneras de silicona para que se acostumbren al tacto.

  • Dormir en la cuna: Los niños que duermen en brazos o hacen colecho con sus padres tendrán que acostumbrarse a dormir en la cuna o camitas de la escuela. Debemos comenzar a trabajar desde casa el que vayan durmiendo en sus cunas con nuestro contacto  (poniéndole la mano encima, a ratos)  en el momento de la siesta.

  • Tiempo para todos: Es lógico que sus necesidades no sean cubiertas automáticamente, puesto que estarán acompañados de otros compañeros, pero el que esperen es un aprendizaje que también deben adquirir que les ayudará en la vida. En casa, intentaremos no atenderles inmediatamente, esperar un tiempo razonable si no es urgente.

  • Los objetos de apego pueden ayudarles en esta transición. Un peluche, un dudu,  una gasa con el olor a su madre.
Si seguimos estas pautas y las llevamos a cabo antes de que el niño comience en la escuela le ayudaremos a que su adaptación sea más rápida. Eso y nuestra actitud positiva ante este cambio.

Os pongo otros dos enlaces sobre el período de adaptación, que os pueden ayudar:





Muchas gracias por leerme !!!!

miércoles, 19 de octubre de 2016

La onicofagia: el hábito de morderse las uñas

Si miramos a nuestro alrededor, seguramente habrá muchas personas que conozcamos que padezcan onicofagia.

¿Onico qué? Bueno, fuera del lenguaje técnico, se refiere al hábito de morderse las uñas de algunas personas.

Las consecuencias físicas son evidentes y pueden afectar a nuestra salud con la aparición de hongos, infecciones,...

Por otro lado, puede afectarnos psicológicamente puesto que puede minar nuestra autoestima, hacer que nos mostremos más inseguros por la apariencia que mostramos a los demás.

Es un comportamiento compulsivo que puede surgir por diversas causas  que si las conocemos puede que nos ayuden a controlar y extinguir esta conducta. Entre las más comunes se encuentran las siguientes:

  • Situaciones de nerviosismo, estrés. Lo utilizan para calmarse, para rebajar la ansiedad
  • Cambios en la familia: nacimiento de un hermano, cambio de casa, separación...
  • Pueden ser reflejo de situaciones extremas: abuso, acoso, maltrato...(Cuidado: son casos puntuales, no pensemos que si mi hijo se muerde las uñas es porque está pasando por una situación de ese tipo, puesto que habría que tener en cuenta otros factores) 
  • Imitación de algún familiar
  • Tipo de personalidad que favorece su aparición: perfeccionistas, tímidos...
  • Llamada de atención: Si el niño lo ha hecho alguna vez y le hemos regalado, puede ser que cuando quiera nuestra atención repita la conducta.
  • Puede comenzar como experimentación sin más e instaurarse como un hábito que se emplea como recurso en determinadas situaciones.
Algo positivo de esta conducta es que se puede extinguir con una intervención adecuada.

A continuación os propongo pautas generales para hacerlo, pero siempre tened en cuenta que son eso, generales. Siempre recomiendo asistir a la consulta de un especialista si fuera necesario, ya que la intervención cuanto más individualizada, será más efectiva y tendrá mayor probabilidad de éxito.

Aunque este hábito lo tienen también los adultos, donde éste esta ya muy instaurado, las pautas que doy a continuación son para la etapa de infantil y primaria, para trabajar esos primeros momentos en los que comienzan a morderse las uñas.

  1. Dar un tiempo de margen, no decirles nada, observar sin más. En ocasiones se trata de mera exploración, puntual, que carece de importancia. Si el comportamiento continua, actuar.
  2. Ver cuáles son los momentos en los que se produce la conducta, para anticiparlos y darle alternativas. La mayoría de las veces son momentos ociosos, donde el niño no está haciendo nada productivo.
  3. Ver las situaciones que le pueden provocar ansiedad y darle los recursos necesarios para gestionarlas.
  4. Cuando veamos la conducta, darle un objeto, pedirle que haga algo para distraerle.
  5. Si sigue pasando el tiempo y no vemos mejoría, hacerle consciente de lo que está haciendo y contarle los efectos negativos en su salud de su comportamiento.
  6. Hacerle consciente de lo que hace y darle recursos para que cambie la conducta. Ejemplo: Le decimos al niño. "Cuando vayas a meterte el dedo en la boca o te lo hayas metido, piensa o dí "no, no, no" y sácatelo de la boca"
  7. Premiarle por sus avances: Ofrecerle algo que les motive mucho: a través de registro de conducta o economía de fichas. Se les dirá que si tienen una rayita blanca (lo que sobresale de la uña cuando crece)  en cada una, se les premiará. Algo que suele funcionar bastante es pintarles las uñas del color que quieran. Incluso podemos hacerlo de manera progresiva, sólo pintando la uña que no está mordida, hasta que completen toda la mano.
  8. Hay algunos productos farmacéuticos que van dirigidos a estos casos, como líquidos que saben mal. Aunque a veces funcionen, yo más que utilizarlos para que se extinga la conducta los utilizaría, en principio, para hacer al niño consciente de la misma, ya que a veces está muy automatizada.
  9. El que realice deporte o actividades como el teatro, dependiendo de la personalidad de cada niño puede ayudarle a canalizar  su energía de otra manera.
Resultado de imagen de morderse las uñas





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lunes, 10 de octubre de 2016

Ni el mayor, ni el pequeño, ¡Soy el mediano!

Aunque la media de hijos por familia es de 1,33, lo cierto es que todavía hay algunos valientes que se aventuran a tener no dos, sino ¡tres hijos! Algo loable teniendo en cuenta las medidas de conciliación tan maravillosas que tenemos, los gastos que supone un sólo hijo y la vida que llevamos tan estresante.
Pero cuando se toma la decisión de tener el tercero, una preocupación constante puede aparecer en la mente de los futuros papás de familia numerosa:¿ cómo hacemos con el hijo mediano?¿lo pasará mal?¿es cierto que les cuesta encontrar su sitio?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que en educación no hay reglas matemáticas y que el éxito de la misma reside en la adecuación de los recursos que utilicemos a la personalidad de nuestro alumn@/ hij@. Por lo tanto, debemos tener presente lo siguiente:

  • Todos venimos marcados por el TEMPERAMENTO que es la manera de pensar, actuar que nos viene dada de manera innata, es de origen genético y no se puede cambiar.
  • Por otro lado, nos encontramos con el CARÁCTER: Es el resultado de la influencia que ejercen en nosotros las experiencias que vivimos, la educación,..Por lo tanto, puede modificarse. Aquí es donde puede afectar el hecho de haber nacido en un orden determinado en la familia, pero evidentemente, no es lo único.
Así mismo, según  el psicólogo austriaco Alfred Adler parece que los hermanos medianos tienden a ser, por lo que les toca vivir, más creativos, independientes y críticos.

Para disipar las dudas y miedos que pueda haber al respecto y que el hermano mediano se adapte de la mejor manera posible a su nuevo estatus, os propongo las siguientes pautas de actuación:

  • Con el nacimiento del nuevo hermano debemos trabajar el tema de los celos como con otro niño. Para ello os dejo el enlace del artículo que escribí hace tiempo al respecto: Los celos ante la llegada de un nuevo hermano
  • Desarrollar su creatividad: a través del juego, la pintura, la danza, la música...
  • Les suele gustar mucho colaborar, así que si le damos responsabilidades en casa, se sentirán importantes
  • Dejar que nos sorprenda: No demos todo por sentado. Si observamos más que etiquetar y pensar " mi hijo es así..." quizás veamos muchas cualidades que nos sorprendan y que podremos destacar de manera positiva.
  • Dedicarle un tiempo. El tiempo se reduce, pero no debe desaparecer ese momento con él/ella, para leer un cuento, dibujar, construir... Hay que gestionar el tiempo mejor.
  • Reforzarle positivamente: Destacar todo lo bueno que tiene, cuando hace las cosas bien. La autoestima se forja partiendo de lo que lo que pensamos de nosotros mismos y lo que nos dicen los demás. Esto le dará mayor seguridad.
  • Apoyarle en la consecución de sus objetivos. A veces necesitan ver que consiguen las cosas que se proponen para sentirse valorados.
  • No comparar entre hermanos. Somos únicos y cada uno vive sus experiencias. Lo que vale para uno, no tiene por qué valer para todos. Cada uno hace las cosas desde su momento de desarrollo. Si no comparamos, es más fácil evitar la competición.
  • Ayudarle a tolerar la frustración. En ocasiones, no llegaréis a todo y no podréis atenderle en el momento. No os sentáis culpables, este también es un aprendizaje. http://dudasdepapas.blogspot.com.es/2015/04/el-manejo-de-la-frustracion-en-los-ninos.html
  • Transmitirle seguridad. Si nosotros mismos estamos preocupados por cómo reaccionará y le contagiamos nuestra ansiedad podemos hacer un problema donde antes no existía.
Cada uno tiene su sitio, su personalidad, somos únicos. Si así se lo hacemos saber el ser el mediano no será algo negativo, sino un lugar más.