En nuestro día a día profesional, los maestros nos encontramos con situaciones delicadas, difíciles, donde los padres necesitan que se les apoye. Como ya estáis viendo,
nuestra labor no se limita a lo que ocurre dentro de las cuatro paredes de la clase, va mucho más allá. En cierta medida el cómo gestionemos todos estos asuntos, influirá en el bienestar del niño.
El
divorcio, la separación de los padres, es uno de ellos. En ocasiones, antes de que nos lo digan los papás, podemos observar
en los niños los siguientes comportamientos que nos ponen en alerta de que algo ocurre que les está afectando:
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Irritabilidad: Recuerdo todavía el caso de un niño que era muy dulce, tranquilo, que de repente empezó a estar todo el día enfadado, rompía sus trabajos, cuando era muy cuidadoso siempre...
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Regresiones: Niños que vuelven a hacerse pis o caca, a chuparse el dedo...
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Tristeza.
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Trastornos en la alimentación
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Llamadas de atención: quieren estar todo el tiempo con nosotros, desobedeciendo continuamente...
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Querer mantener la presencia de los padres: no quieren quedarse en el colegio.
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En el dibujo y el juego simbólico muestran situaciones de casa que de manera oral no lo harían.
Los niños pequeños experimentan emociones que antes no habían tenido y no saben muy bien como gestionarlas.
Hay un
libro, que descubrí hace tiempo que habla sobre esto y pienso que es un buen manual para los padres que estén en esta situación y para los profesores para entender mejor a las personas implicadas. Propone cómo planteárselo a lo niños, las emociones que surgen de la situación...
El niño ante el divorcio (Guías Para Padres Y Madres) - Encarna Fernández Ros. Pirámide
Todas estas conductas pueden aparecer y además nos llamarán la atención de manera importante ya que antes no se daban. Es un cambio radical en su comportamiento.
Se pueden dar, perfectamente, antes de la separación real, ya que el niño se da cuenta de la situación de tensión en el hogar... Antes de separarse, los padres suelen darse un tiempo para ver si se soluciona la situación... Pero esto da lugar a discusiones, etc...
Por ello durante todo el proceso de la separación y cuando ya se ha estabilizado la situación,
recomiendo siempre a los padres lo siguiente:
- Intentar que los niños no presencien, en la medida de lo posible, discusiones y malas contestaciones. Ellos no las entienden, e incluso pueden hacerse responsables de las mismas.
- Que los familiares y amigos directos se mantengan al margen y no les den mensajes negativos..."tu padre es esto..." " claro como tu madre no se preocupa" o " yo te quiero, no como tu otra abuela..."
- Ser coherentes en las decisiones educativas: No debemos levantar un castigo que le ha puesto la otra persona, aunque no estemos de acuerdo.
- Normalizar la situación: No intentar ser "el mejor padre" o "la mejor madre" a través de caprichos, o dejándole hacer lo que quiera al niño. Por ello, no os van a querer más. Hay que intentar seguir la misma línea educativa. Por ejemplo, si antes no le dejábamos comer chucherias antes de comer, ahora tampoco.
- Los padres separados, viven en casas diferentes, pero tienen una tarea común para siempre: la educación de sus hijos. Si esto lo tenemos claro, todo será mejor. No consiste en "el juego de la maroma", a llevarse al niño a nuestro terreno, y que rechace al otro, sino que debemos conseguir un equilibrio entre ambos, donde el niño se encuentre seguro. Los dos deben ser padres que educan, no uno padre y otro consentidor.
- Dejar en todo momento que el niño se exprese acerca del tema, aunque no diga lo que esperamos, e incluso sea doloroso. Esto le ayudará a asumir y comprender la situación. Simplemente si en algo está equivocado, le explicamos como es de verdad.
- No hablar del problema, no hace que desaparezca. Es más, hay que hablar sobre ello, aunque nos cueste. Es una manera de normalizarlo.
- A los padres que están en pleno proceso de separación siempre les sugiero la posibilidad de contratar un mediador familiar. Es una figura que, en este caso, les ayudará a tomar las decisiones oportunas, equitativas y satisfactorias para todos los miembros de la familia. El niño es importante, pero debemos recordar que no es la única figura familiar. Este profesional conoce las leyes jurídicas vigentes, y algunos de ellos tienen la doble titulación, son abogados también, por lo que puede llevar todos los trámites y no tendríamos que contratar un abogado a parte. Esto es otro punto a tener en cuenta, muchas parejas, a pesar de haber terminado su relación de manera amistosa, terminan enfrentándose, ante peticiones exageradas, acuerdos imposibles, sin pensar en la otra persona. Por ello, este profesional, les hará pensar qué es lo mejor para todos, reduciendo así el coste emocional de un convenio regulador por vía judicial.
¿
Qué actitud debemos tomar los profesores ante esta situación?
Puede haber dos posibilidades: que nos lo planteen los padres juntos en una tutoría o que sea uno de ellos el que se adelante a contárnoslo. en este caso, debemos pedirle una tutoría al otro progenitor para hablar del tema.
Los padres llegan apesadumbrados, enfadados, depende que quién haya dejado a quién, cómo se haya llegado a esa decisión. Pero lo que sí debemos dejarles claro, es que tienen nuestro apoyo, que para nosotros los dos son iguales y que queremos lo mejor para su hijo. Así, si observamos que el niño lo está pasando mal, les informaremos, al igual que su evolución durante el proceso.
Aquí es donde debemos mostrar nuestra profesionalidad.
En muchas ocasiones, uno de ellos, o los dos, nos intentan poner de su parte, contándonos anécdotas de errores o malos comportamientos del contrario. No nos pondremos de parte de ninguno, seremos neutrales, debemos escucharles, pero siempre debemos dirigir nuestra atención hacia el niño y no los conflictos que puedan tener entre los padres. Esos tienen que solucionarlos ellos.
Evidentemente, cada uno tenemos nuestra opinión pero aunque una situación nos parezca muy evidente, no debemos mostrarla. Porque cada uno cuenta su versión y como he dicho, para nosotros deben ser iguales
Cuando se realicen las tutorías por separado, siempre tener el mismo número con los dos y contar la misma información.
Hay que ser muy cuidadoso en este aspecto pues se está más sensible de lo normal y tienen en muy en cuenta estos detalles.
Si consideramos que no están actuando de manera correcta y el niño lo está acusando, siempre hay que comentarlo. Pero también si están llevando bien la situación, premiarles por ello, darles la enhorabuena porque es muy dificil.
En la medida en que los padres estén tranquilos, el niño también mejorará. Para este tema y para todos.
Si la escuela y la familia trabajan unidas los resultados serán muy satisfactorios. Por ello, la comunicación entre ambas es primordial.
Espero que os haya gustado esta entrada. Si alguno quiere expresarse acerca de alguna situación relacionada con el tema o sugerir otro...¡ a comentar!